Difusión del patrimonio natural: Maíces nativos de Chiquiliatlán
Chiquilistlán, Jalisco México.
El objetivo de este proyecto es la divulgación de la investigación “Gestión campesina de variedades locales de mí en la región de Chiquilistlán, Jalisco, México” que realizamos entre 2007 y 2008 como parte de la tesis de grado de maestría.
A través de un poster que se reparte entre los habitantes de Chiquilistlán, de un pequeño catálogo que estamos trabajando y la divulgación en otros contextos como en el Museo del Hombre de París, se pretende demostrar, la relación intima que existe entre el patrimonio natural cultivado (genético) y el patrimonio cultural de saberes culinarios y agrícolas que lo han creado y lo siguen manteniendo.
Con estas acciones queremos apoyar a la comprensión y la consiguiente conservación de este patrimonio alimentario, festejar su existencia y reconocer el trabajo y los saberes de los actores a los que les debemos el placer de la diversidad en nuestra alimentación: los y las campesinas.
Principalmente dar a conocer al publico en general, que la diversidad cultivada se crea y mantiene en tanto que tenga un sentido cultural. Lo que cotidianamente comemos no solo es diversidad genética sino también es la sabiduría y el saber hacer de generaciones de hombres y mujeres que trabajan el campo. En tanto que conozcamos y queramos “comer” esta diversidad, podemos promover su permanencia.

Justificación del proyecto
Se calcula que en el curso del siglo XX han desaparecido tres cuartas partes de la diversidad de plantas cultivadas en el mundo. Esta situación de empobrecimiento de los recursos fitogenéticos para la alimentación, hace que la humanidad se vea vulnerable frente a fenómenos como el cambio climático, propagación de plagas y enfermedades como otros imprevistos.
Un problema ampliamente documentado por numerosos investigadores y expertos en el caso particular del maíz es la constatación de que la diversidad de variedades nativas en México -centro de origen-, se ha reducido dramáticamente en los últimos decenios, y la tendencia futura de no modificarse las condiciones que están provocando esta erosión es alarmante.
Un aspecto central para ampliar la compresión del problema y proponer estrategias de conservación, ha sido dejar de lado las separaciones artificiales entre naturaleza y cultura. La diversidad se concibe no sólo como producto de presión ambiental que modela la adaptación de los cultivos, sino que también se admite que en ello interviene un ingrediente cultural, siendo éste el proceso de modelamiento y selección de los cultivares que hacen los campesinos de acuerdo a sus necesidades agronómicas, sociales, culturales y económicas.
En concreto, en la investigación realizada en Chiquilistlán, se detectaron 15 tipos distintos de maíz que representan una diversidad genética importante que en muchos lugares de México ya se ha perdido. Profundizando en la investigación se buscó comprender las razones por las que estos campesinos conservan todavía en sus parcelas una diversidad de variedades locales de maíz aún en presencia de variedades mejoradas de alto rendimiento en la región.
Exposición permanente maíces nativos de Chiquilistlán en el Museo del Hombre en París, Francia
El Museo del Hombre en parís abrió sus puertas en octubre del 2015 después de varios años de renovación. Una de las vitrinas permanentes expone la diversidad cultivada y sus amenazas, y se dedica al cultivo de maíz nativo de México. Las variedades expuestas las donamos al museo y provienen de la colecta que realizamos en el 2013-2014 para la realización del cartel y del catálogo. Estas variedades nativas de Chiquilistlán (llamadas “criollos” por campesinos) se exponen junto con diversos implementos que se utilizan en la tecnología de procesamiento del maíz por agricultores.
Serge Bahuchet, profesor del Museo Nacional de Historia Natural de París, especialista en Etnoecología habla de la perdida de la biodiversidad agrícola con el ejemplo del maíz, en el contexto de la inauguración del Museo del Hombre.
